
RECORTE DE ALAS
Recorte de alas (artículo aplicable a Agapornis y demás exóticos).
Hoy queremos hablar del recorte de alas.
Para algunos será una novedad este tema, para otros será una práctica habitual que realiza a sus aves o aves ajenas, y por suerte una mayoría pensará que esta práctica es una aberración.
Pues bien, en este artículo no os vamos a mostrar cómo recortar, sino que os vamos a exponer todos los contras físicos y psicológicos que esta práctica conlleva.
Existen cuatro tipos de recortes o cortes de alas:
• Recorte moderado
• Recorte estético
• Recorte drástico
• Alectomía
Recorte moderado:
En esta práctica se recortan las remeras secundarias. Este recorte no garantiza que el ave no pueda levantar el vuelo o planear, pero sí asegura una inestabilidad en el vuelo que puede provocar caídas con graves consecuencias, golpes contra paredes...
Hay quien cree que con este recorte de alas el ave no podrá escapar, por lo que con toda seguridad dejan ventanas abiertas y, por supuesto, el ave termina escapando a un mundo lleno de peligros, sin su capacidad completa de protegerse.
Muchas aves que se han escapado con este recorte han sufrido ataques de cánidos o félidos, atropellos, etcétera.
Recorte estético:
Esta práctica principalmente empezó como una limpieza de plumas en mal estado, que se arrancan para que crezcan nuevas y fuertes plumas en su lugar. Hoy en día es un recorte (o extirpación) imparcial que normalmente sólo se ve si el ave extiende sus alas. Al igual que el recorte moderado, esta práctica no evita que el ave pueda alzar el vuelo o planear, por lo que los peligros y consecuencias son los mismos.
Recorte drástico:
En esta práctica se recortan tanto las remeras primarias como secundarias. El ave no puede alzar el vuelo ni estabilizarse en él en caso de lanzarse, por lo que cualquier intento de volar derivará en una caída que puede acabar con su vida. Los peligros son los mismos (o más) que en las otras prácticas.
Alectomía:
Para nosotros, la peor práctica con diferencia.
La alectomía es la extirpación de las falanges distales, perdiendo por completo y definitivamente la capacidad de volar. El animal pierde sus plumas primarias de por vida, necesarias para despegar.
Esta práctica, a diferencia de las demás, inhabilita al animal de por vida.
En este caso no solo se pone en peligro constante e indefinido al animal, sino que dependerá totalmente de su propietario, perderá las habilidades que ayudan a su bienestar general y provocará un desajuste psicológico permanente que podrá derivar en picaje, automutilación y muerte por estrés.
El recorte de alas en sus variables, así como la alectomía, derivan en problemas psicológicos:
• Estrés
• Frustración
• Pérdida de identidad
Las aves, por su fisiología, son animales con la capacidad de volar tan necesaria como nuestra capacidad de andar. Una vez entendido esto, es de suponer que en cuanto a un ser vivo le quitamos una capacidad vital en su día a día, estaremos provocando desajustes o problemas psicológicos muy importantes.
El estrés y la frustración, causadas por haber inhabilitado su capacidad de volar o de controlar el vuelo tendrán consecuencias físicas como el picaje y la automutilación.
El picaje es cuando el individuo se arranca las plumas sin control, pudiéndose causar también heridas sangrantes.
La automutilación es cuando el individuo no sólo se arranca las plumas, sino que atenta contra su físico mutilándose partes del cuerpo. Se han visto algunos casos de automutilación donde el animal ha muerto por la misma.
Así mismo, la pérdida de identidad es algo muy común en las aves cuando tratamos con ellas. En papilleros, aves solitarias y, por supuesto, en el recorte de alas.
Un animal en el que su fisiología le permite volar pero el humano se lo prohíbe es un animal obligado a perder su identidad como ave (volar) para adaptarse a una habitualidad que no le corresponde. Por ejemplo, un ave que ante el peligro se lanza al vuelo, en el caso de un ave limitada recurrirá a la agresividad defensiva.
En los ejemplares jóvenes (pollos que aun no han aprendido a volar o controlar el vuelo) el recorte de alas puede suponer otras consecuencias añadidas. Es en sus primeros vuelos donde aprenden a tener seguridad en el vuelo, aprenden a controlarlo y ejercitan (al igual que de adultos) la musculatura. En el recorte temprano, como el caso de un jovencito que aun no sabe volar, estaremos frustrando sus intentos de aprender y cogerá un miedo atroz al vuelo (debido a las caídas y descontroles de vuelo que sufrirá) por lo que se le desestabilizará de tal modo que, como se ve en muchos casos, el miedo al vuelo perdura a edad adulta aun y teniendo alas aptas para un buen vuelo.
Las lesiones en ejemplares muy jóvenes son más comunes ya que su instinto les impulsa a volar y a probarlo una y otra vez. Es parte de su aprendizaje.

DEJEMOS QUE NUESTRAS AVES SIGAN SIENDO AVES...